Huevos fritos 2009

CARTA DE UN FUTURO MAYORDOMO AL ACTUAL

Querido y bien amado Mayordomo mío, tu no sabes realmente quien soy y no deseo darte pistas que puedan conducirte a mí, así que, perdóname por haberte hecho llegar esta carta a través de un hermano tuyo.

La noche de la cena al escuchar de tus palabras que deseabas volver a la tranquilidad de la vida y dejar de lado el puesto que ahora ocupas, me dio un vuelco el corazón, se me nubló la vista, se me torcieron los pies y los dedos de las manos…

¡Quizás había llegado mi momento ¡

Envidio tu posición en la cofradía, deseo que todo el mundo esté pendiente de mí como lo están ahora de ti y llenar mis manos de ese cetro que tú antes has paseado tan majestuosamente al ritmo de los tambores de nuestra Cofradía.

¡Ay, que daría yo por tener tu cetro entre mis manos ¡

Cuando vas, cuando vienes, si te ríes o voceas, yo, te observo. Estoy en mi lugar, ideando mil formas de contigo encontrarme.

¡Ay, si me gustara menos tu puesto!

El pensamiento que en mi boca se entretiene y juguetea, anhela tus discursos, tu fluidez escrita y contemplo admirado esos labios que dibujan las palabras que en el aire revolotean para llegar suaves y precisas a los demás hermanos.

¡Ay, mayordomo mío, si me gustara menos tu puesto!

Arde mi almohada con el último pensamiento dedicado a ti, a ese puesto que ocupas sin siquiera acongojarte, y esta noche y la próxima, soñaré contigo y conmigo a tu lado, en esa Presidencia que esconde nuestros deseos bajo un capirucho rojo pasión.

¡Ay, hermanos que me escucháis, si me gustara menos su puesto!

Cuanto tiempo deseando en secreto ser luz que guía a sus hermanos por la vereda correcta. Cuantas mañanas, el deseo de tenerte entre mis brazos con el único afán de recoger de tus poros la sabiduría que da el cargo. La vida se me estrecha en un círculo y el día termina justo cuando te vas sin haberme dirigido una palabra de ánimo, un “a lo mejor”, un “espera tu oportunidad”… que tu vales.

"Mañana será una nueva oportunidad" La tarde, la noche nada traen para mí, excepto
el deseo de un Viernes Santo de Presidencia con los otros Mayordomos.

¡Ay si tú quisieras, con solo un gesto, cuanto anhelo por expresar tengo dentro de mí!

Por ahora solo me queda aprender a dibujarte de memoria, a tocarte de memoria, incluso a quererte de memoria.

Tu más sencillo admirador

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